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Ensayo sobre la búsqueda del amor

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Cada vez que pienso sobre el amor, mi mente comienza a trabajar rapidísimo e imagino un montón de escenarios posibles en donde me gustaría encontrar al hombre de mis sueños. Obviamente me imagino que será un alto y guapo que me ayudará cuando esté de vacaciones en el extranjero o un dulce chico que conoceré en el transporte público, o ya más como de película un señor apuesto y adinerado que conoceré en mi trabajo y a pesar de comenzar con el pie izquierdo nuestra relación, haremos un contrato y al final terminaremos enamorados. Pero no, desafortunadamente todos estos escenarios, al menos para mí, son demasiado imaginativos para ser verdad. Lo más normal es que encuentre a un chico de mi edad, con una sonrisa brillante y pocas cosas en común conmigo, pero que por alguna razón le atraeré, si yo a él, intentará acercarse a mí con algún pretexto pero siempre con buena disposición y uno que otro cumplido, entonces yo aprovecharé cada oportunidad para escapar lo más rápido posible de él

Sé tú mismo

Muchas veces por el simple hecho de pertenecer a algún sitio o grupo social, comenzamos a crearnos una personalidad alterna que se mezcle a la perfección con lo que queremos alcanzar. Al principio puede parecer novedoso, refrescante y hasta cierto punto nos gusta el proceso de ser alguien más. Pero a la larga esto es peligroso, pues perdemos nuestra esencia natural y corremos el riesgo de crear no solo una, si no muchas personalidades alternas, y eso paradójicamente nos hace ser despreciables y rechazados, perdiendo todo lo que quizá alcanzamos en ese tiempo. Y lo perdemos, porque nunca fue realmente nuestro y las personas que antes parecían cercanos y amigables, ahora son totalmente ajenos a nosotros. Eso causa una terrible depresión y resentimiento que a la larga puede acumularse y perjudicarnos. Así que no importa cómo seas, "malo" o "bueno", siempre muestra tus verdaderos colores, pues eso te garantizará tener una vida sincera y tranquila, principalment

Desintoxica tu alma

Todos nos preocupamos de nuestro aspecto físico, hacemos dieta, ejercicio, nos perfumamos y compramos la ropa que está a la moda, pero nadie atiende a su alma. pensamos que el ir a misa, dar consejos a nuestros amigos y ofrecerle dinero al vagabundo que pide limosna es suficiente para sentirnos bien. Pero al final del día eso no basta. Nos sentimos vacíos, es como si dentro de nosotros no existiera nada más que una profunda tristeza. No sabemos lo que nos hace falta y en el camino de buscarlo, hacemos tantas cosas que al final resultan inservibles. Te voy a contar una amiga mía, entró a clases de meditación, asistió a un par de ellas y me decía que era genial, pero cuando hablaba conmigo me hablaba pestes de su trabajo, de su pareja y me contaba los últimos chismes sobre amigos que teníamos en común. Razón por la cual pensé que la meditación no había hecho ningún efecto en ella, no porque no sirviera o porque mi amiga fura mala, no. Solo que eso no era para ella. El buscar algo

El poder de ser joven

En la clase de idiomas a la que asisto hay demasiada gente joven, con decirte que yo soy una de las más grandes. Pues bien, la verdad nunca me había detenido a platicar con los demás estudiantes, que en su mayoría son mujeres, sin embargo, la vida es tan exacta que da miedo. Y es que la profesora que se encarga de mi clase tuvo que atender un asunto personal y no llegó, el punto es el siguiente, mientras esperaba comencé a conversar con la chica que estaba sentada junto a mi, después se nos unieron otras más y al final éramos seis chicas riendo y platicando como si fuéramos viejas amigas.  Y me di cuenta de una cosa, los jóvenes son poderosos. Tienen la capacidad de contagiar a los demás con su buen ánimo, de hacernos creer a los más viejos que todo se puede lograr, que aún hay espacio para cumplir nuestros sueños, por muy alocados que parezcan. Sin embargo, también aprendí que son bastante vulnerables, que dentro de su imagen existen innumerables problemas que los adultos debemos

Eternal Love?

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Do you belive in soulmates? because I do, maybe in this time sounds a little strange, but I do. At this moment I only loved one man, please don't laugh it's true and sometimes I feel me so weird but let me tell you my story and perhaps you can try to understand me. I met him when I was 18, in the college, and was love at the first sight, in that moment all my world changed. Was just a second when my brown eyes met his green eyes but for me was an eternity; his blond hair and his smile were perfect and his body detached an golden light bright, really was amazing. We started to studied english together at the same class and I have to confess that I used to stay with a classmate, he was very cute but I never felt me attracted to him, but wherever, one day my love, that we'll call Ed, and me started to talk and work together during the class, I really like to think that was thing of fate. The time went so fast and after class I passed all day with him but you know w

Cuando las mariposas se ahogan en el estómago

La primera pregunta que hacía cuando alguien de mi círculo de amigos se enamoraba era, ¿sentiste mariposas en el estómago? y es que para mí, siempre había sido un elemento importante, ya sabes, cuando conoces a aquella persona especial que te hace la más feliz del mundo. Aunque después aprendí que muchas veces esto no es una norma. Veamos, la primera vez que sentí mariposas en el estómago fue a los 15, con un chico con el que crucé apenas dos palabras, era verdad que me gustaba mucho y que cuando me lo presentaron mi corazón se aceleró, mis manos comenzaron a sudar y las malvadas mariposas revoloteaban tan fuerte en mi estómago que estuve a punto de vomitar. Sin embargo, no le volví a hablar, por que me daba pena, y aquellos seres voladores se ahogaron rápidamente. Nunca más he vuelto a sentir aquella sensación, pero debo admitir que tres años después de aquel suceso volví a enamorarme, ahora de manera más madura, y no sentí a ninguna mariposa revolotear en mi estómago. Y hast

Recuerda lo verdaderamente importante

Hace unos días recordé que cuando tenía 16 años pertenecía a la YMCA, en algunos de sus Centros de Desarrollo Comunitarios. Entre las actividades que desarrollé en mi tiempo como líder comunitaria, hubo una en especial que todavía me hace sonreír.  Por al rededor de una semana fui la encargada de llevar a Ximena, una chica con capacidades diferentes, a su nueva escuela. Recuerdo que cuando la conocí por primera vez me pareció realmente una belleza, tenía al rededor de 19 años, cabello largo, piel perfecta y gozaba de una personalidad brillante digna de una princesa.  Sus padres, aún sin conocerme, me abrazaron y saludaron como solo una familia lo hace y yo por supuesto me sentí maravillosamente bien, pues a pesar de tener una enorme responsabilidad me sentí muy feliz, pues el que me hubieran confiado la seguridad de su hija fue algo memorable.  Teníamos que recorrer una distancia considerable muy temprano, por lo que me despertaba al rededor de las 5 de la mañana para no l