Recuerda lo verdaderamente importante

Hace unos días recordé que cuando tenía 16 años pertenecía a la YMCA, en algunos de sus Centros de Desarrollo Comunitarios. Entre las actividades que desarrollé en mi tiempo como líder comunitaria, hubo una en especial que todavía me hace sonreír. 

Por al rededor de una semana fui la encargada de llevar a Ximena, una chica con capacidades diferentes, a su nueva escuela. Recuerdo que cuando la conocí por primera vez me pareció realmente una belleza, tenía al rededor de 19 años, cabello largo, piel perfecta y gozaba de una personalidad brillante digna de una princesa. 

Sus padres, aún sin conocerme, me abrazaron y saludaron como solo una familia lo hace y yo por supuesto me sentí maravillosamente bien, pues a pesar de tener una enorme responsabilidad me sentí muy feliz, pues el que me hubieran confiado la seguridad de su hija fue algo memorable. 

Teníamos que recorrer una distancia considerable muy temprano, por lo que me despertaba al rededor de las 5 de la mañana para no llegar tarde por ella. Viajábamos en metro y caminábamos todavía un par de cuadras para llegar a su escuela y debo decir que en ese trayecto platicábamos animadamente y nos reíamos mucho. 

Iba a estudiar algo relacionado con el cuidado de los bebés, decisión que me impresionó pues a pesar de tener una "discapacidad" y no poder tener el control total de ella, quería cuidar a los más pequeños y desprotegidos. Fue algo fascinante. 

Pasada la semana dejé de verla, no sin antes recibir por parte de ella y su familia muchas palabras bonitas que hasta la fecha cuando me siento mal las recuerdo y me dan ganas de hacer un montón de cosas positivas, pues aunque en la vida vayamos teniendo rachas y momentos malos, es mejor solo recordar las cosas que verdaderamente son importantes y que hacen la diferencia. 

 Por: Juna

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